Guayaquil y sus alrededores han sido una ciudad bendecida con enormes riquezas naturales, entre ellas los manglares, que además de ser hábitat de cangrejos, conchas, ostiones y demás alimentos también protegen de las potenciales inundaciones.
El perfil costero ecuatoriano se compone de un tipo de humedal llamado manglar cuya estructura como tronco y raÃces se encuentra sumergida debajo del agua; en el mismo podemos encontrar especies de flora y fauna; espacios que sirven de refugio de peces, crustáceos, aves, etcétera, a la vez que sirven de alimentos a las diferentes comunidades que allà habitan.
Cabe indicar que esta especie se estima como uno de los ecosistemas más complejos del planeta por la diversidad de beneficios que brinda. Sus suelos al propiciar el almacenamiento de carbono ayudan en la a mitigación de los efectos del cambio climático.
Ahora que el cambio climático es un tema que está en auge, por diversas razones, entre ellas que se están incrementando el riesgo de zonas anegadas en las franjas costeras ya que está aumentando el nivel del mar, asà como la cantidad e intensidad de las precipitaciones.
Se debe destacar la importancia de los manglares, los que pueden ser considerados como bosques salados que reposan en la zona de transición entre agua dulce y marina; cumplen funciones de barrera natural y, gracias a ello, protegen a las poblaciones aledañas.
Según estudios de investigación de la Universidad de Cantabria (España) y la Universidad de California (EE. UU.) encontraron que los manglares suministran beneficios de protección ante inundaciones que superan los USD 65.000 millones al año.
Se debe recalcar que esta especie de flora es una barrera de protección para enfrentar las inundaciones. Como corolario cabe destacar que las raÃces aéreas de un manglar retienen los sedimentos, logrando estabilizar los suelos de las zonas intermareales y por ende reduciendo la erosión; las raÃces, el tronco y la copa desvÃan las mareas derivadas de tormentas y las olas. Es importante mencionar que este ecosistema se encuentra en peligro por la contaminación, el cambio climático y principalmente, por malas prácticas agrÃcolas y acuicultura intensivas, además de infraestructura como las represas que afectan su correcto funcionamiento.
En nuestro paÃs, gran parte de estos bosques salados han sido talados en post de la conversión de tierras para la acuicultura o agricultura, y en otros casos, con fines turÃsticos y para construcciones residenciales. El Rhizophora mangle es una planta halófita, ya que tolera una elevada salinidad como la que hay en las aguas costeras de la zona intertropical y, más aún, en las lagunas o pantanos en contacto con el mar, donde hay mayor concentración de sal.
Para concluir es necesario referirse a la normativa ambiental ecuatoriana que en la LEY FORESTAL Y DE CONSERVACIÓN DE ÃREAS NATURALES Y VIDA SILVESTRE, indica en el ArtÃculo 1.- “…Los manglares, aun aquellos existentes en propiedades particulares, se consideran bienes del Estado y están fuera del comercio, no son susceptibles de posesión o cualquier otro medio de apropiación y solamente podrán ser explotados mediante concesión otorgada, de conformidad con esta Ley y su reglamento».
BRENDA MENDOZA PIMENTEL/DIARIO LA NACIÓN