El sector ganadero de Colombia se enfrenta a un problema crónico que limita su potencial de crecimiento y expansión: la falta de un sistema de trazabilidad efectivo. Analistas y expertos del sector coinciden en que esta debilidad es el “talón de Aquiles” de la ganadería colombiana. Aunque existen esfuerzos para implementar un control de los animales desde su nacimiento hasta el consumidor final, el sistema actual se considera “en deuda”, lo que crea una brecha significativa en la garantía de calidad y seguridad de los productos cárnicos y lácteos.

El problema de la trazabilidad no es solo una cuestión técnica, sino una barrera comercial insalvable. Sin un sistema robusto, la ganadería colombiana no puede cumplir con las estrictas normativas de mercados internacionales de alto valor, como la Unión Europea y Estados Unidos. Estos mercados exigen garantías sobre el origen, las condiciones sanitarias, el bienestar animal y la sostenibilidad de los productos, requisitos que solo pueden ser certificados a través de una trazabilidad completa y confiable. Esto limita las exportaciones y obliga al sector a depender de mercados menos exigentes.

La implementación de la trazabilidad se complica por la fragmentación de la cadena de valor y la falta de un sistema unificado y obligatorio. Aunque instituciones como el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) han liderado iniciativas, la adopción generalizada de la identificación y el registro de los animales ha sido un desafío. Esto se traduce en una falta de datos precisos y en la imposibilidad de verificar la historia completa del ganado, desde el pasto en el que creció hasta la mesa del consumidor.
Ante este panorama, el sector ganadero ha hecho un llamado a la acción conjunta entre el sector público y el privado. Organizaciones como la Federación Nacional de Ganaderos (Fedegán) han propuesto una estrategia nacional para invertir en tecnologías y digitalización. El objetivo es pasar de un sistema reactivo a uno proactivo, donde la información se capture en tiempo real, garantizando la transparencia y la confianza que exige el mercado global. Esta modernización es vista como una inversión clave para el futuro del sector.
FUENTE: CONTEXTO GANADERO