La cotización de los aceites, el comercio de frutos secos y el impacto en los fertilizantes son los primeros efectos. Lo analiza la Newsletter de Expansión sobre Alimentación y Distribución.
El conflicto bélico en el que está inmerso Irán tiene repercusiones comerciales globales por varias razones. La principal es el petróleo, cuyo encarecimiento influye en prácticamente toda la producción y los servicios, pero también lo nota la alimentación por distintos frentes.
De momento, hay un impacto en la cotización de los aceites vegetales. Según explica a Expansión la consultora Areté, «es especialmente evidente el cambio de tendencia en los precios del aceite de girasol y del aceite de colza». Detalla que los precios del aceite de girasol aumentaron 4% entre el 12 y el 23 de junio; los del aceite de colza se incrementaron 6%, y los del aceite de palma han subido 8%.

En opinión de Benoit Valvo, analista de esa firma, explica que el impacto responde a que estos productos están vinculados directamente a la producción energética. Los aceites vegetales se emplean en la fabricación de biodiésel. Añade que «el impacto del conflicto dependerá sobre todo de su duración y de su repercusión en los precios del petróleo». También señala que el alto el fuego puede ser un alivio en el corto plazo.
Irán también exporta frutos secos, y especialmente es fuerte en pistachos. Concretamente, es el tercer productor y segundo exportador mundial de pistachos, con una cuota de 16% en la producción y de 20% en las exportaciones, destinadas principalmente al mercado asiático.
En un mercado tan concentrado como el del pistacho -donde la oferta global está dominada por unas pocas regiones (Estados Unidos, Irán y Turquía)-, una ralentización en los envíos de producto iraní debido a la escalada del conflicto expone al mercado a una volatilidad alcista, dice el analista de Areté.

Irán produce al año unas 200.000 toneladas de pistacho y exporta 80%. Aunque Estados Unidos ha ganado terreno -supera las 500.000 toneladas según refleja PistachoPro-, lo que ocurra en Irán impacta en los precios globales.
España es importador de pistacho. En la campaña del año pasado adquirió 16.227 toneladas en todos los formatos (con cáscara y grano), que suponen 4.610 toneladas más que en la campaña de 2022-23. Está creciendo con fuerza la producción interna, y también en los últimos años ha reducido su dependencia de Irán y recurre más a Estados Unidos y a Turquía, como explican a Expansión desde Importaco, el proveedor de frutos secos de Mercadona y uno de los grandes importadores nacionales de este producto.
También afecta directamente a la producción agroalimentaria el efecto en los fertilizantes. Irán ha tenido que cerrar todas sus plantas de amoníaco-urea. Además, Egipto ha parado la producción de este compuesto debido al corte de gas israelí. Como consecuencia, señala que 40% de la urea mundial está «fuera de juego».
La organización agraria explica que la urea es uno de los fertilizantes nitrogenados más empleados en el campo español. «Si su precio se dispara, arrastra a todo el bloque», dice Coag.
FUENTE: AGRONOTICIAS