El café es una de las bebidas más consumidas del mundo (2,250 millones de tazas al dÃa) y una de las materias primas más comercializadas. El arábica representa la mayor parte de la producción mundial.
El café es una parte importante de la cultura mundial. Investigadores han desentrañado el genoma de la especie arábica y han rastreado sus orÃgenes hasta una cruza natural entre otras dos especies de café hace entre 610,000 y un millón de años en los bosques de EtiopÃa. Esto hace que esta especie sea más antigua que nuestra propia especie Homo sapiens, que surgió en Ãfrica hace unos 300,000 años.
Los investigadores secuenciaron los genomas de 39 variedades de arábica, incluido un ejemplar del siglo XVIII, para crear el genoma de mayor calidad hasta la fecha de esta especie, cuyo nombre cientÃfico es Coffea arabica.
«El arábica es uno de los principales cultivos básicos del mundo y ocupa una gran parte de las economÃas agrÃcolas de los paÃses en los que se cultiva», afirmó el biólogo evolutivo de plantas Victor Albert, de la Universidad de Buffalo (Nueva York), uno de los responsables del estudio publicado esta semana en la revista Nature Genetics.
La investigación demostró que la población de arábica aumentó y disminuyó a lo largo de los milenios, a medida que el clima se calentaba y se enfriaba. Primero lo cultivaron los habitantes de EtiopÃa y Yemen, y luego se extendió por todo el mundo.
«El café y la humanidad están estrechamente relacionados a lo largo de la historia», sostuvo Patrick Descombes, experto principal en genómica de Nestlé Research y profesor de la Escuela Politécnica Federal de Suiza, también oresponsable del estudio.
Se descubrió que el arábica tiene una baja diversidad genética debido a un historial de endogamia y al pequeño tamaño de su población. La especie, susceptible a plagas y enfermedades, puede cultivarse en un número limitado de lugares donde las condiciones climáticas son favorables y la amenaza de enfermedades es menor.
La investigación «allana el camino hacia nuevos métodos de cultivo del café que, en última instancia, conducirán al desarrollo de nuevas variedades más resistentes a las enfermedades y a los cambios climáticos, y con nuevas cualidades de sabor», afirma Descombes.
FUENTE: EL ECONOMISTA