Las predicciones por las consecuencias del fenómeno de El Niño no son nada alentadoras para el Ecuador. Según expertos de la Escuela Politécnica del Litoral (ESPOL), el evento climático llegará al paÃs entre noviembre y diciembre de 2023, con picos de precipitación previstos para febrero y marzo de 2024 y la situación climática podrÃa persistir hasta junio del próximo año.
Este fenómeno, originado en el Océano PacÃfico, tiene el poder de alterar los patrones climáticos en todo el mundo y si bien afecta a todos, la agricultura es uno de los principales sectores que podrÃa perjudicarse como consecuencia de inundaciones y deslizamientos, especialmente las zonas costeras, como ya ocurrió en 1982 y 1997.
Alexis Villacrés, gerente de agronomÃa para Yara Ecuador, Perú y Bolivia, comenta que, en momentos de crisis climáticas como el Fenómeno del Niño, la agricultura de precisión se convierte en una herramienta útil para afrontar esta posible eventualidad.
Desde Yara, por ejemplo, se desarrolló el servicio de diagnóstico y monitoreo satelital de cultivos Megalab Plus, una herramienta que brinda un programa integral a la medida de la finca y de la situación, asà como seguimiento nutricional y pronósticos del clima, lo que permite planificar la aplicación de fertilizantes edáficos y foliares en el campo, en la medida que las circunstancias lo permitan.
“El desafÃo consiste en mantener un cultivo con buen manejo nutricional e inducir factores de resistencia en las plantas para enfrentar condiciones de estrés hÃdrico. Los análisis precisos de suelo y tejido foliar serán fundamentales como punto de partida para optimizar la productividad y la eficiencia en el uso de los fertilizantes bajo condiciones adversas como los suelos anegadosâ€, detalla.
Según el especialista  con el aumento de las precipitaciones será clave el fraccionamiento de la fertilización edáfica, la elección de las fuentes, el uso de productos multinutrientes y la inclusión de nutrientes esenciales como el nitrógeno, fósforo, magnesio, potasio, azufre, calcio, zinc y boro, para promover la recuperación de los cultivos y mitigar su impacto.
“En condiciones de suelos saturados con poco oxÃgeno, la fertilización foliar se convierte en una estrategia acertada para suministrar nutrientes por medio de las hojas para estimular procesos fisiológicos importantes, garantizando el funcionamiento metabólico del cultivoâ€.
Durante esta etapa, añade Villacrés, será necesario implementar programas nutricionales que incorporen sustancias bioestimulantes para promover la resiliencia de las plantas a las condiciones adversas. Elementos como el silicio, vÃa foliar, por ejemplo, han demostrado que ayudan a la recuperación y activación del cultivo.
Además, se puede intercalar con aplicaciones de extractos de algas, que por su alto contenido de sustancias bioactivas trabajarán en conjunto con los nutrientes para que la planta se mantenga estimulada y fisiológicamente activa.
FUENTE: VISTAZO