La Enfermedad de Gumboro representa un desafío significativo para la industria avícola debido a su capacidad de causar inmunosupresión en aves jóvenes, lo que afecta su salud, productividad y respuesta a otras vacunaciones.
Aunque las medidas de bioseguridad son esenciales, no son suficientes para prevenir su propagación. La estrategia de vacunación debe diseñarse específicamente para cada granja, considerando factores como el tipo de ave, la inmunidad maternal y la situación del virus en el campo.
- Es un RNA-virus estable y resistente que afecta la Bolsa de Fabricio, un órgano vital del sistema inmunológico de las aves.
- Puede manifestarse de forma aguda (con alta mortalidad) o subclínica, esta última causando inmunosupresión que afecta la productividad y respuesta a otras vacunas.
- La inmunosupresión aumenta la susceptibilidad a infecciones secundarias, como E. coli, y afecta negativamente la conversión alimenticia y la productividad.
- Sobrevive largos periodos en ambientes avícolas, resistiendo altas temperaturas y desinfectantes comunes.
No existe un programa de vacunación universal; se deben considerar factores como el tipo de ave, niveles de inmunidad maternal y cepas de campo presentes.
TIPOS DE VACUNAS DISPONIBLES:
Inactivadas: Ofrecen una protección más prolongada, formuladas con adyuvantes.
Vivas atenuadas: Suelen administrarse en agua de bebida.
Vectorizadas: Utilizan vectores para fortalecer el sistema inmune.
- Aves más jóvenes con altos niveles de inmunidad maternal requieren vacunas más potentes.
- Reduce la mortalidad y morbilidad, protege contra pérdidas económicas y mejora la respuesta a otras vacunas.
- La vacunación debe acompañarse de estrictas medidas de bioseguridad para maximizar su efectividad.
- La elección de la vacuna y el esquema de vacunación deben basarse en las necesidades específicas de cada granja y su entorno.
FUENTE: AVICULTURA MX