Ya antes de la pandemia, más de 3 000 millones de personas no se podrán permitir llevar una dieta saludable. En estos tiempos de la enfermedad por coronavirus (COVID-19), son muchas más las personas que no se pueden permitir alimentos nutritivos o acceder a ellos, recurriendo a menudo a otros más baratos y fáciles de conseguir. Los hábitos de consumo también están cambiando en el caso de otros que dedican más atención al papel que desempeñan las dietas en su salud, aumentando la demanda de alimentos frescos y nutritivos. Esta situación ha brindado una oportunidad de reconstruir mejor.
Los gobiernos pueden aprovechar esto para aplicar y fortalecer las políticas no solo en la agricultura, sino también en otros sectores como el comercio, la salud, el medio ambiente, la educación y la infraestructura, a fin de crear las condiciones necesarias para dietas mejores. Las políticas e incentivos deberán alentar el cultivo de variedad de frutas y hortalizas, y no solo cultivos comerciales.
Nosotros también tenemos una función que desempeñar. Informarnos sobre qué conforma una dieta sana y cómo nuestras decisiones pueden afectar colectivamente a la sostenibilidad de los sistemas agroalimentarios es un punto de partida.
Fuente: (FAO)