Un derrame de petróleo en Quinindé ha contaminado el río, afectando cultivos de cacao y palma que dependen de sus aguas. Pese a los esfuerzos de limpieza, la mancha persiste, generando incertidumbre en agricultores.
Las pérdidas solo se verán al cosechar. Seis kilómetros río abajo desde el sitio de la rotura del oleoducto en Quinindé, la mancha de petróleo sigue siendo visible en las plantas de cacao cercanas, las cuales ya se consideran pérdidas. A pesar de los esfuerzos de limpieza, los hidrocarburos persisten en el agua, afectando a propiedades agrícolas que dependen del río para el riego.

Una propiedad afectada cuenta con 300 hectáreas de palma y cacao, cuyo riego depende totalmente del río contaminado. Situaciones similares se repiten en zonas como Paraíso, Achiote y decenas de caseríos donde la agricultura es la principal actividad económica. El cacao, con apenas ocho meses de crecimiento, ya muestra sus primeros frutos, pero la cercanía al río (a solo 30 metros) pone en peligro su desarrollo.

Los agricultores temen que, una vez que las empresas de remediación ambiental abandonen la zona, las pérdidas serán irreversibles. La magnitud del daño solo podrá cuantificarse cuando llegue el momento de la cosecha. Mientras tanto, la comunidad espera respuestas sobre cómo se compensarán los perjuicios y qué medidas se tomarán para evitar futuros desastres.
FUENTE: LA HORA